Mayo fue el fin del mundo.











París, mayo de 1968: tales son la fecha y el lugar del encuentro entre Kathy Nichols, estudiante perteneciente a una rica familia del sur de Estados Unidos, y su compatriota Harry Forbes, clarinetista de Jazz de raza negra.

El amor que casi al instante surge entre los dos se ve empañado por una serie de sentimientos contradictorios, una mezcla de atracción y de prejuicios.

Pero en las barricadas parisienses de 1968, entre el humo y el desorden de la revuelta estudiantil, entre los incendios y las cargas de la policía, acaso pueda de verdad llegar el fin del mundo y ver nacer un mundo nuevo.

¿Por qué me gusta?

El motivo principal es porque la historia se cuece a fuego lento, lo que lo dota de un poderoso atractivo para las que disfrutamos el género y segundo porque para llegar a Harry hay que vencer unos cuantos obstáculos, no solo el rechazo seguro de las mutuas familias y del resto de la gente, sino también que este supere un antiguo amor, además idealizado. ¡Esos son los peores!

Como suele ser habitual en las novelas de Frank Yerby, su héroe masculino es un personaje fuerte, inteligente, carismático y dominante que vuelve locas a las mujeres y Harry no lo es menos.

El argumento de la novela trata de temas que siempre están de actualidad, pero bajo la perspectiva de otra época: los prejuicios raciales, de clase y de sexo, lo que nos viene muy bien para darnos cuenta de la evolución del pensamiento y del enfoque sobre esos temas a lo largo de la historia. Hay muchos libros más por supuesto que hablan de ello y que pueden ayudarnos a ver con más claridad si hemos avanzado o retrocedido al respecto.

Los diálogos son intensos y la acción te lleva todo el tiempo de una emoción a otra, con giros y situaciones interesantes e informativas a la vez.

Personalmente tengo grabada en la memoria una de las mejores descripciones de una interpretación musical que he leído: escuchaba y sentía el clarinete como si estuviera presente. He de decir que ese tipo de descripciones musicales me encantan, y las colecciono: Patrick Süskind en “El contrabajo” también me deleitó. 

La novela tiene muchos momentos románticos, tensión sexual y por supuesto momentos en los que detestas a alguno de sus protagonistas, como debe ser. Por último mencionaré algo obvio, y es que aunque la novela fue contemporánea en su momento, ahora se la puede considerar histórica, y por lo tanto no podemos olvidar que no somos el lector para el que fue escrita.

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