Di lo que sientes.

Todos los meses recibo bastantes visitas a mis artículos, pero no sé qué sintieron al leerme. Si este tema te apasiona tanto como a mí, déjame un comentario y seguimos hablando. Un corazoncito también me vale😉

Personaje femenino fuerte , sí pero... a piñón fijo, no.

 

Tres maniquies con un aspecto físico diferente que simbolizan a distintos personajes femeninos
Foto de César Sánchez Cano

Toda escritora se pide para sí un personaje femenino fuerte y toda lectora se quiere identificar con uno, ¿pero qué entendemos por fuerte? Los mensajes nos llegan claros, el bombardeo es constante y a la hora de definir a nuestro personaje tiramos de cliché de moda, el nuevo ideal: debe ser independiente, autosuficiente, contestataria y que pueda con todo. Debe tener las dieciséis horas del día ocupadas, ser muy leída y tener una intensa necesidad sexual que no flaquee por las circunstancias y que satisfará cuando y como le de la gana. 

Nuestra protagonista fuerte debe ser valiente, aventurera; autoritaria y directa si debe mandar e incluso violenta si las circunstancias lo requieren. En resumen, le hemos hecho un corsé muy rígido, a imagen del rol masculino que tanto hemos detestado. ¿Pero es esa la fortaleza que resiste los envites del día a día? 

La Novela Romántica la han leído las mujeres de todos los tiempos para descansar de su vida real y hallar en ella una pared en la que rebotar sus propios problemas y que le devuelvan un eco, una respuesta que nace a la postre de ellas mismas. 

Dicho de otra manera, no leemos para imitar para tomar lecciones sino para confrontar para hallar nuestra propia verdad, o al menos así debería ser. Ante las circunstancias que nos presenta la novela, tenemos la posibilidad de buscar dentro de nosotras la mejor solución. 

Veamos algunos ejemplos. Pensemos en nuestra vida: las obligaciones, las rutinas, los mensajes que nos bombardean desde todos lados (noticias, llamadas de atención de las redes sociales, opiniones). Muchas de estas cosas nos soliviantan, nos hacen reaccionar, pero cuando lo hacemos los resultados no son los esperados, comprobamos nuestra impotencia para hacer mella y eso nos crea una gran angustia. 

Si hemos reaccionado con ímpetu, parece como si hubiéramos tirar un cubo de basura por la borda de un barco a sotavento, nos vuelve toda a la cara. En las novelas, por el contrario, los enfrentamientos directos, los envites de fuerzas, los actos heroicos, la osadía, siempre acaba bien. 

¿Y entonces, cómo podemos ir por la vida sorteando todo eso y seguir siendo nosotras, sentir que no nos doblegan? Eso es lo que se pregunta la protagonista, igual que te lo preguntas tú y la respuesta no es ir a piñón fijo. 

Por ello, a la hora de definir un personaje, lo primero no es ponerle el corsé sino definirle su filosofía de vida. La protagonista, debe tener una forma de andar por ella, una perspectiva única del punto al que se encamina. Si eso lo tiene claro, a cada escollo del camino pensará en su filosofía  y esta le guiará en su solución. 

Unas quieren ser más independientes, otras quieren una familia, unas temen la pobreza, otras defienden una causa, cambiar algo de sí mismas, evitar un mal (real o imaginario) que les acecha y parece evidente que no todos los anhelos se pueden alcanzar con la misma actitud.

La lectora podrá hacer dos cosas: o estar de acuerdo con su decisión o no estarlo. No sé a vosotras, pero a mí me parece evidente que la segunda opción es la más estimulante, la que creará un diálogo con la novela que te permitirá sacar conclusiones, porque, como todas sabemos, lo llevaremos a nuestro terreno, a los problemas que ocupen nuestra cabeza en ese momento y lo acabaremos sintiendo como un careo con lo que nos preocupa.

Mis protagonistas caminan así por la vida, hacia un punto. Podrás compartir o no su filosofía personal, sus decisiones, incluso podrás darte cuenta de si se contradicen como todo el mundo, si no adelantan dos pasos y retrasan tres en ocasiones. 

En próximos artículos te iré hablando de ellas.

Yo prefiero los personajes únicos, ¿Y tú?

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