Las emociones románticas


Podría parecer que las emociones son de sobra conocidas por todos, sean estas románticas o no. ¿Por qué investigarlas? Cualquier sicólogo sin embargo puede desengañarnos de esta falsa creencia, no hay nada más complejo, impactante y desconocido que las emociones, en especial las propias, porque somos más proclives a combatirlas que a comprenderlas.

Para empezar, quiero aclarar que defino emociones según lo hace Antonio Damasio en su libro El error de Descartes 3: emoción es la reacción del cuerpo ante un estímulo, es instantánea, inevitable y de corta duración. Sentimiento es aquello que fabricamos cuando desgranamos la emoción con el pensamiento y nuestras creencias, es por lo tanto un proceso consciente (más o menos razonado) y que perdura en el tiempo.

Otro aspecto interesante de las emociones es que no parecen ser universales, al menos no todas, y que dependen de muchos factores tales como la época, la cultura y sobre todo del lenguaje del que se alimentan; así hay lenguas que no cuentan con más 8 vocablos para definir sus emociones y otros con 750. En lo único que sí parecemos coincidir, tanto en las emociones como en los sentimientos es que suceden en la intimidad. 

Algo sufrido por todos, y esta vez me refiero más concretamente a los sentimientos, es que «producen otros sentimientos: el desprecio provoca el rencor; el rencor la venganza; la venganza el dolor y el odio y a veces la frustración y posiblemente la culpabilidad». Diccionario de los sentimientos, de Jose Antonio Marina y Marisa López Penas. 1

Desgranar a fondo una emoción y observar todo lo que contiene (como a veces hace la literatura), nos permite darnos cuenta de muchos aspectos que desconocíamos de nosotros mismos y eso nos hace digerirlas y nos cambia. Por el contrario, cuando las combatimos sin prestarles atención nos alteran sin remedio, de manera que pasamos de una a otra sin control y sin provecho. «No pocas veces sentimos que pertenecemos más a nuestras emociones que ellas nos pertenecen». The book of human emotions, de Tiffany Watt Smith. 2

Y por último y en lo que concierne a la literatura, sentimos que los sentimientos son hijos de su cultura y su época y por ello historias que fueron un éxito en otros tiempos no siempre nos llegan porque no somos los lectores para los que fueron escritas.   


Comentarios